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'Yo puse el cuchillo contra mi muñeca y lo fui deslizando hasta que la sangre apareció'

  • Foto del escritor: Personas de Latinoamérica
    Personas de Latinoamérica
  • 11 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

“Yo me lo hice. Yo puse el cuchillo contra mi muñeca y lo fui deslizando hasta que la sangre apareció. Quería detenerla, que la maldita angustia se fuera, y cuando lo logré, se sintió maravilloso. Todo empezó como un juego, casi como una moda. En el colegio mis amigas se cortaban porque decían que el dolor de la carne ayudaba a olvidar los del alma, y yo me sentía tan triste que no podía dejar de intentarlo. El primer corte me lo hice a los catorce años, luego que un tío mío falleciera. Mamá decía que papá no me quería, que había preferido irse con otra incluso antes que yo naciera. Ese dolor y ausencia fue cubierto por un hermano de ella, mi tío, que jugaba conmigo a las muñecas, escuchaba las historias que me pasaban en la escuela y me compraba algodones de azúcar. Cuando finalmente tenía alguien en quien confiar –a mamá nunca podía contarle algo porque no sabía cómo reaccionaría-, en un accidente de tránsito, mi tío falleció. Fue la primera vez que sentí que mi vida era un desastre y para olvidarme de ese dolor tomé un cuchillo y me abrí la muñeca. Una noche que no llegué a casa mamá decidió que ya no quería que viviera más con ella. Sabía que me cortaba a mí misma pero no sé por qué razón nunca le dio mayor importancia. Decía que yo para ella era un problema y no me quería más a su lado. Me fui entonces a casa de papá y es cuando empecé a acercarme más a mi abuela. El amigo que alguna vez fue mi tío lo pasó a ser mi abuela, la confianza que creía perdida también regreso al lado de ella, pero poco después de haber empezado a amarla, mi abuelita falleció y con su partida volvieron los cortes. Eso pasó a final del año pasado y esta cicatriz que vez es el corte que me hice por ella. Mi padre aún no lo sabe. Aunque las cicatrices van desapareciendo llevo siempre los brazos cubiertos cuando estoy junto a él para que no se dé cuenta. Algunas veces cuando estoy triste tengo miedo que ese tipo de dolor vuelva, pero que esta vez ni los cortes puedan calmarla, que me haga estallar la cabeza si no la detengo.” (Cajamarca-Perú)

*ImagenReferencial


 
 
 

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