“El otro día andaba vendiendo por la calle cuando un sujeto bien vestido se acercó y me dijo: ‘Si quieres más plata, te cacho.’ Yo no respondí, por ser homosexual no era la primera vez que alguien me decía algo parecido, así que aprendí a que ese tipo de palabras no me dolieran. Seguí caminando hasta que lo perdí de vista. Las personas viven asumiendo cosas todo el tiempo, creen que por la forma en que vistes, caminas o hablas ya te conocen, y a partir de ahí se creen con el derecho de decir lo que se les venga en gana sin pensar en las consecuencias de sus palabras. Sí, soy maricón, sí, mi situación económica no es la mejor ahora. Pero sé quién soy y porqué vendo en las calles antes de entregar el culo por plata, no me tengo que esconder para vivir mi vida. Me pregunto si aquella persona que me dijo eso aquella tarde podrá decir lo mismo.” (Lima-Perú)
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