"Mírame, soy viejo, pero feliz, y me da cierta tristeza ver que muchos que son jóvenes no lo son. ¿Terminaste la universidad? Muy bien, ahora te toca la maestría, después el doctorado, y así van, corriendo una carrera que no es la de ellos, cegados por el brillo de la pantalla del celular que le dicen qué sentir, cómo sentir. Viven convencidos de que tener más es ser más, y por esta razón viven para trabajar, cuando de lo que se trata es de trabajar para vivir. El otro día hablaba con un amigo que me decía: 'Compadre, ahora con esto del Coronavirus nos hemos dado cuenta que vale más dar un abrazo que comprarse el carro', y yo sonreí, porque estaba de acuerdo con él, pero también porque no pude evitar pensar: 'Hasta cuándo nos durará'." (Lima-Perú)
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