"Una casa en el campo con un jardín lo suficientemente grande como para sentarme junto a mi esposa y ver a nuestros hijos jugar, la puerta de entrada siempre abierta para dejar entrar el aire y recibir visitas, lo mismo que las ventanas de la sala por donde podamos oír el río rumoroso y ver la primera luz del día; he girado entorno a muchas posibilidades y es como me gustaría vivir mi vida. Cuando tienes cierta edad y has pasado por ciertas experiencias es inevitable que te preguntes qué es lo que realmente quieres de la vida. En mi caso fue después de haber cumplido los treinta años y luego de haber vuelto de Canadá. Antes de eso mi vida había sido más o menos lo que sugerían los demás. Estudié Ingeniería de Sistemas por recomendación de mi mamá. Luego, por sugerencias de algunas amistades, empecé a trabajar en un banco donde fui escalando a posiciones importantes. Así se fueron diez años de mi vida. Luego vino el deseo de conocer otras realidades y fue así que me empleé en Quebec. En Canadá estuve dos años hasta que no pude aguantar más el frío y volví. Una vez más en Colombia, me enamoré, me volví a emplear en el banco en el que estaba y así han pasado casi otros diez años.
No estoy diciendo que no me guste cómo he estado viviendo hasta ahora. Sin duda alguna mi profesión me ha dado y da una ventaja económica que me ha servido para ejecutar algunos planes que antes solo hubiera imaginado. Me refiero a que no me he visto como protagonista de mi historia, es como si todo este tiempo hubiera estado existiendo de manera provisional, siempre casi a punto de despertar, casi. Por eso sueño mucho con el campo - de donde vienen mis recuerdos de niñez, junto a mi madre-, porque siento que es el lugar de donde soy, al que pertenezco. Al final, no se trata de dejar de cargar con mis responsabilidades, sino de cambiar el peso por uno más ligero. " (Bogotá - Colombia)
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