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Foto del escritorPersonas de Latinoamérica

Tímido

“Yo siempre fui tímido, no decía lo que sentía, me daba vergüenza. Cuando llegaba visita a casa yo me escondía. Cuando iba al colegio me daba miedo porque veía al profesor y los alumnos como superiores a mí. Nunca supe de dónde venía ese miedo. Quizá era congénito o algo que me pasó de niño, nunca lo supe. Mis padres tampoco nunca se preocuparon. Cuando crecí y terminé el colegio, quise independizarme, pero me era muy difícil porque me daba vergüenza hablar con mis compañeros de trabajo. Había momentos en los que de la nada la mente me traicionaba haciéndome creer que me iba a dar un ataque de nervios y salía corriendo a la calle abandonando mi puesto de trabajo. En mis sueños el enemigo siempre me perseguía, y yo corría y corría, pero no podía avanzar porque de un momento a otro me atollaba. Empecé a tomar pastillas. Fui a un centro siquiátrico por petición mía. Cuando dejé el centro los miedos lo hicieron conmigo y también muchas más pastillas. Vivía drogado, como si estuviera lobotomizado. Un día asistí con el doctor Andrés Mármol Castellano. Fui a visitarlo porque él era una persona eminente en la ciudad y se me ocurrió que quizá tenía algo para mí. Le conté lo que me pasaba y él me contó una historia. Me dijo que cuando había sido más joven le pasó lo mismo que a mí. Lo llevaron a tratamiento donde le recetaron un montón de pastillas. Pero el doctor Andrés era muy necio, orgulloso, tanto así que quería curarse por su propia cuenta. Entonces -me dijo- la noche de ese día cogió el frasco de los medicamentos y los arrojó a la calle. No sé si su historia fue cierta o la inventó para llegar a mí, pero definitivamente me impactó. Al escucharla me dije a mí mismo: ‘Qué tal fuerza de voluntad la del doctor, no quiso tomar la pastilla y la botó. Él quiso recuperarse por sus propios medios y lo hizo. Todo está en la mente, yo lo puedo controlar.’ Y esa ha sido mi lucha hasta el día de hoy que ya estoy cerca de los ochenta años. Ahora ya de viejo como que me he curado. Ahora me siento contento de conversar contigo porque me desenvuelvo un poco más. Así quisiera yo dialogar siempre, pero no se puede. Hay mucho que quisiera decir, pero aún me gana el miedo." (Lima-Perú)



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