“Yo sé que al final mis padres lo entenderían. Al principio seguro no les gustaría, pero después, con el tiempo, sé que terminarían por aceptarlo, por entender que soy yo quien quiere buscar su propia identidad, cometer sus propios errores, formar su destino. Pero el problema también soy yo, porque lo que menos quiero es decepcionarlos. Mis padres siempre lo han dado todo por mí. Ellos tienen planes para mí. Siempre han estado aguantando todos mis errores. Me han apoyado la mayoría de las veces. Mi madre trabajando en casa, mi padre fuera de ella. No somos una familia precisamente acomodada y sin embargo nunca me faltó nada. Y decirles todo lo que pienso, lo que siento, es como ser mal agradecido. Tal vez la solución sea no prestarme tanta atención. Al final las personas siempre cambiamos y puede que lo que ellos tienen planeado para mí me termine gustando. O tal vez no, quizá la solución sea ser un poco más egoísta. Pensar más en mí. Pero me cuesta tanto pensar en mi propia felicidad si sé que para alcanzarla lastimaré a alguien a quien amo, a alguien como mis padres.” (San Pedro de Atacama-Chile)
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