“Nos conocimos en un hotel donde trabajábamos en la Patagonia, y desde la primera vez que lo vi, me gustó. Él quería recorrer el mundo en bicicleta y yo tenía un poco de miedo. Antes yo había viajado pero nunca de ese modo. Finalmente fue su espíritu aventurero, de querer vivir una vida más que extraordinaria, lo que me convenció. Tomamos un avión desde Santiago hasta Fortaleza y desde ahí hicimos toda la costa hasta Salvador de Bahía. Después volvimos a casa. Yo quería conocer el norte de Chile, pero él no tanto. Igual me acompañó porque él es así, medio loco, pero también serio y comprometido, y cuando llegamos a San Pedro decidimos quedarnos a trabajar un tiempo para juntar dinero y seguir viajando. La primera semana vivimos en nuestra carpa hasta que conseguimos trabajo y lugar donde quedarnos. Desde entonces han pasado tres años y, aunque tenemos problemas como cualquier pareja, es nuestro deseo por querer vivir una vida extraordinaria, el que nos lleva a amarnos. Hace seis meses nos casamos. Hoy compramos los boletos para viajar en bicicleta por Europa. Partiremos desde España para llegar a Bali, donde tengo familia a la que iremos a visitar. Ya tenemos las bicis, las alforjas, los sacos y demás equipo. Solo nos falta esperar hasta abril para iniciar el viaje. Planeamos tener hijos pero más adelante, todavía después del viaje, porque nos quedan dos o tres años de cerveza en la playa y camarones. Lo soñamos y aquí estamos.” (San Pedro de Atacama –Chile)
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