“Yo quise mucho ser pintor. Mi sueño era viajar por América Latina como mochilero, pintando. Coger mis lápices, papeles en blanco, dejarlo todo, pintar. Pero por más planes que tengamos y luchemos, la vida siempre tiene sus propias reglas. Somos juguetes del destino y no hay nada que podamos hacer al respecto. Así lo entendí cuando postulé tres veces a la escuela de Bellas Artes y no ingresé. La primera fue cuando tenía diecinueve años. No alcancé bacante por bajo rendimiento académico. La segunda pasé la prueba de conocimientos, pero nunca llegué a la siguiente etapa por problemas que se presentaron en las calles que no me permitieron llegar a mi destino. La tercera ocasión fue por descuido mío. Estaba tan confiado de conocer el proceso que esta vez no leí la carpeta de admisión. Para mi mala suerte habían agregado un requisito más –presentar una propuesta artística- y cuando me enteré de esto ya era demasiado tarde. Pero yo era terco, y quería seguir intentado, sin embargo, una persona que conocí en el camino me hizo ver que ya era un poco tarde para eso. Porque los años pasaban y no tenía nada. Habían pasado diez años desde que terminé el colegio y no tenía nada. ¿A qué casa iría si tenía hijos?, ¿cómo me atendería si me enfermaba?, ¿quién mantendría a mis padres cuando estos estén viejos? Tenía que sentar cabeza, hacer planes para el futuro. Esta persona me hizo ver que no podía pasarme toda la vida persiguiendo algo que ni si quiera estaba cerca de alcanzar. Esta persona me hizo entender que podía intentar otra cosa y que estaba bien, no se acaba el mundo por eso. Para ser más exacto, esta persona me hizo comprender que necesitaba ser realista y que yo era quizá una de esas personas que por más que intente, no cumplirá su sueño. Esa persona es mi enamorada. Ahora así paso el tiempo, con un aparente punto de inicio. Ahora en lo que pienso es en generar dinero, ponerme a estudiar algo que me dé dinero. Por otro lado, no hay día en el que no dibuje, no pinte, trato de mantener viva mi pasión, porque quien quita y algún día el destino se confunde y vuelvo finalmente a lo mío.” (Lima-Perú)
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