Moviendo las piernas hasta el infinito

“Mi mamá me dice: ‘Que sea la última vez que llegas tarde, porque a la próxima, te castigo’, pero yo no obedezco, ni bien pongo un pie fuera del colegio me voy a practicar con mi grupo de break dance. Porque qué castigo se puede comparar con el placer de hacer lo que te gusta. Yo descubrí el breaking de casualidad. Tenía una vida bastante aburrida: del colegio a la casa, de la casa al colegio. Una tarde salí del colegio y vi a un grupo de muchachos bailando en el parque. Perdí la cabeza. Parecían poseídos, contorneándose como si les quemara el cuerpo, moviendo las piernas hasta el infinito. Eran libres, era real. Algunos amigos no entendían mi emoción, pero lo único que yo quería era aprender a moverme como ellos. Empecé a practicar por mi cuenta. Viendo vídeos por internet, asistiendo a competencias. Empecé a vestirme como ellos pero yo quería más: estar sobre el escenario. Así que formé mi propia agrupación. Fuimos a un concurso que organizó un centro comercial aquí en Huaral, y ganamos. Se sintió como si pudiera ganar cualquier competencia. Pero la semana pasada fuimos a una en Lima, y perdimos. Los chicos de Lima son muy fuertes. Cuando no estoy con mi grupo, estoy en los semáforos bailando. De paso que mejora mi técnica aprovecho en hacer algunas monedas para llevar a casa. El breaking es vida, libertad, rebeldía, todo lo que no encontrarás en la escuela. Algún día espero vivir de mi baile.” (Lima-Perú)