"¡¿Pero por qué gritas?! ", es lo que muchas veces me dicen, pero no es así, yo les digo que esa es mi voz y no puedo cambiarla. Es un problema. No importa de qué manera diga algo o qué palabras utilice, si eres demasiado sensible siempre mi voz hará que me mires con recelo. Desde niña he sido así. Mi mamá decía que parecía hombre. Muchas veces me preguntan si estoy molesta porque creen que les grito. Mis hijos algunas veces se resienten conmigo porque creen que les grito. Mi pareja cree que he tenido un mal día y me desquito con él porque piensa que le grito. Una vez una señora me miró y casi con odio me dijo: ‘¡¿Por qué me gritas con esa voz aguardientosa?!’, y me sentí mal, muy mal, casi me pongo a llorar. Pero qué puedo hacer, yo no pedí nacer así, esa es mi voz, mi signo distintivo, algo que también me da poder. Porque muchas veces mantuve a raya a quienes se querían aprovechar de mí gracias a ella. De niña fui muy pobre y tuve que vender en las calles, fue por mi voz que nadie se metía conmigo. ¿Tienes algún problema con alguien pero no quieres que esa persona se moleste contigo? Llámame, yo puedo tener una conversación con ella.” (Lima-Perú)
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