"Cuando era niño mis padres se fueron a trabajar al extranjero y yo me quedé al cuidado de mi tío Santiago. Quizá el hecho que él haya nacido y crecido en provincia, lo hacía una persona distinta a la de la capital, porque era difícil ver a mi tío molesto, siempre tenía un gran control sobre sí mismo. Durante la época que viví con él, mí tío me leía historias para hacerme dormir, tocaba la guitarra mientras yo cantaba y algunas veces me traía regalos cuando regresaba del trabajo. Por las mañanas, antes que su esposa despierte, mi tío iba a verme a la cama para comprobar si había mojado las sábanas. Si lo había hecho, si me había orinando encima, él me despertaba tiernamente y me ayudaba a cambiar las cubrecamas. 'No le diré nada a tu tía si tú no le dices nada', me decía, y ese siempre era nuestro pequeño secreto. Por alguna razón que no consigo comprender he olvidado gran parte de mis recuerdos de infancia. Esto, evidentemente, me ha traído problemas de identidad. Pero sólo el recuerdo de mi tío Santiago sigue presente, y siempre viene a mí cada vez que me pregunto quién soy y pienso en la persona y el padre en el que algún día me gustaría ser." (Lima-Perú)
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