“Su nombre será Mía Elizabeth y hay tres cosas que quiero enseñarle en la vida. La primera es disciplina. No interesa a lo que se dedique, siempre que sea feliz con eso está bien, pero debe se disciplinada. Sin disciplina no hay nada. Yo he sido muy relajada y eso ahora me pesa. Creo que hubiera podido elegir una mejor carrera, obtener un mejor trabajo, si tan solo me hubiera disciplinado un poco en la vida. Lo otro que quiero que aprenda es a no ser tan confiada, a estar un poco más a la defensiva. Yo era de las personas que creía fácilmente en alguien, lo primero que tú me decías, yo te creía. Tuve un enamorado, el primer hombre en mi vida, que me pintó pajaritos en el aire solo para obtener lo que quería. Cuando lo consiguió se fue y yo me quedé llorando en una esquina. Las personas mienten, el mundo entero engaña, y quiero que mi hija tenga siempre presente eso, a no ser tan confiada. Por último, me gustaría que aprenda a olvidar rápido. Desde muy niña me pasaron cosas muy tristes, cosas que te llevan a desear no haber nacido, pero el poder que tengo para olvidar rápido me ha llevado a estar aquí hoy conversando contigo. Olvidar rápido te hace bien, te libera, te enseña a que no tiene sentido pensar tanto en el pasado porque simple y llanamente no lo puedes cambiar, porque al hacerlo pierdes tiempo en el presente, y lo que importa es el ahora y la posibilidad infinita que hay en eso para tratar de estar conseguir lo que sueñas, para ser feliz.” (Lima-Perú)
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