“Hace unas semanas renuncié a mi trabajo para dedicarme de lleno a mis hijos, y ahora me estoy preguntando qué quiero hacer con mi vida, cuál es mi misión en este mundo. Tengo claro que mi prioridad es mi familia, pero quiero averiguar cómo desde esa posición me moveré en el mundo. Porque soy mujer, soy madre, pero también un ser humano que está aquí por algo. Quiero encontrar respuestas no del tipo románticas, sino realistas. Ahora está muy de moda ver en redes sociales: ‘Encuentra tu propósito, encuentra tu misión de vida’, lo cual está bien, es bacán, pero creo que la forma en que abordan el tema no es real, porque solo hace referencia a momentos de felicidad. Entonces, si tienes algún problema, una tristeza, si ves algo feo del mundo, te niegas a eso, te vuelves ciego, porque en tu mente solo está la idea: ‘No, yo quiero placer, nada de dolor’. No, yo no quiero esa mentira para mí. Quiero encontrar mi misión en la vida más en lo cotidiano, en el placer de lo cotidiano. Sí, porque la vida cotidiana tiene su romanticismo también, es linda. Por ejemplo, aunque parezca cliché, si vemos el sol, que nace y se pone todos los días, las estaciones del año: verano, primavera, otoño, invierno, eso es increíble, algo hermoso, casi un milagro así aún no creas en ellos. Pero no, muchas personas no lo ven así, muchas personas no valoran eso porque no fuimos educados para eso. Porque fuimos educados para emprender, ser dueños del mundo. ‘Ah, tú vas a emprender, tú vas a hacerlo mejor, tú vas a hacer todo lo que quieras’, nos meten esa idea desde chiquitos, y pucha, eso no es verdad. Mira, yo tengo un metro y medio, ¿voy a hacer una buena nadadora, una buena jugadora de básquet?, no, claro que no, pero el mundo te quiere meter eso, ‘¿tú puedes hacer lo que quieras? Y eso no es verdad.” (Lima-Perú)
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