'La cueca', un canto de libertad

“Se trata de un canto libre, de una forma de gritar con el alma, de un sentimiento. El pueblo chileno ha sido reprimido durante mucho tiempo. Siempre ha habido una clase obrera que ha sido avasallada. La Cueca apareció entonces como una válvula de escape de esos parias, una forma de sacar a través de la danza y el canto todo lo que no se dice cotidianamente. Temas de amor y desamor, de lugares, de cantores de historias, de injusticias, la Cueca no tiene límites y siempre ha estado presente en la fiesta chilena. A mí en el colegio me enseñaron a bailarla pero no me gustaba porque me obligaban a hacerlo y no me causaba nada. Después, cuando empecé a estudiar música, un compañero de aula llega con este tipo de arte. En todas las fiestas cantaba cueca, bailaba cueca, se armaba un jolgorio en torno a la energía que este amigo mío despedía cada vez que salía al ruedo. Fue como una brasita que dejó más brasa en otros amigos. Y desde entonces, nos movemos por todo Chile llevando este arte. Hace poco pasó algo interesante: la Cueca se instaló como un baile nacional, y desde ese momento hay como un rechazo, porque –como a mí me sucedió- te obligan a bailarla en los colegios, desvirtuando así el espíritu de la danza: que es el de lo espontaneo, de bailarlo por gusto. De alguna forma la prostituyeron. Pero nosotros no permitiremos eso, porque somos el aguante de la tradición desde la base de lo que ella realmente es: la espontaneidad, la libertad, la pasión. Porque resistiremos mucho y obedeceremos poco cuando nos digan cómo debe cantarse, bailarse, sentirse.” (San Pedro de Atacama –Chile)