“Vamos, si pienso en él y en la última relación que tuve, es obvio que hay un patrón: busco chicos malos. He intentado analizar la situación y creo que mi problema radica en que soy muy permisiva, muy idealista. Yo soy de las que cree que las personas van a terminar cambiando o que soy yo quien les va ayudar a hacerlo, y ahí estoy, dándole, dándole y dándole hasta que no puedo más.
Al principio todo empieza muy bonito: cartas de amor, caminatas por el malecón, cenas, todo muy romántico. Y cuando ya estoy flotando entre nubes, ¡zaz!, empiezan con los celos, cosas aparentemente inofensivas como incomodarse por las personas que te comentan en redes sociales, la ropa que usas, los amigos que frecuentas, hasta que así – de a pocos- la otra persona va escalando con pequeños cambios hasta tomar control sobre tu vida, y sabes que estás perdida.
Yo era de las que siempre decía: ‘Qué tontas esas chicas que permiten esas situaciones, que dejan que su pareja les baje la autoestima.’ Siempre decía: ‘¿cómo es que llegan a ese punto?’ y yo he llegado a ese punto. ¿Y sabes cómo se llega a ese punto? Cuando idealizas las cosas, cuando no defiendes tu identidad ni tu espacio, cuando no sabes decir no.” (Lima-Perú)
