“Esta es la historia de un descuido. Pasó un día que terminamos una presentación arriba de una micro y bajamos contentos porque nos había ido super bien, la plata la habíamos guardado dentro de un bolso y lo único que queríamos era descansar. Quisimos comprar una botella de agua y cuando íbamos a pagar nos dimos cuenta de ‘la plata, ¿dónde está la plata, ¡el bolso!?’. Empezamos a discutir quién de nosotros tenía el dinero y caímos en cuenta que se había quedado en la micro. ‘¡La micro!, apúrate, ¡vamos a buscar la plata en la micro!’, le dije yo a ella, y me fui corriendo a perseguir la micro. Corría y corría pero no la alcanzaba, cada luz roja del semáforo era una esperanza para recuperar el dinero perdido pero me faltaba el aire y pronto la luz volvía a cambiar. Era mi tercer intento por alcanzar el vehículo pero yo ya no podía más. Llegó un momento en el que vi que se me estaba yendo y entonces empecé a gritar: ‘¡Aquí, ayuda, ayuda’, y de la nada apareció un camionero y me dijo: ‘¿Qué te pasó flaco?, ¿te llevo?’. Entonces me subí y el camionero empezó a hacer una persecución como de película. Finalmente pude alcanzar a la micro y recuperar el dinero. Ese es un recuerdo que nunca voy a olvidar.” (Santiago – Chile)
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