“Yo era hijita de papi y mami, todo lo que quería lo tenía. ¿El celular último modelo?, lo tenía. ¿Viajes al extranjero?, lo tenía. ¿Levantarme para tomar desayuno? Qué flojera, felizmente ahí estaba mamá para llevarme la comida a la cama. Si no me dabas algo, podía quedar sin hablarte durante días. Un cuento de hadas pero real, esa era mi vida. Hasta que tuve que salir de mi país y todo cambió. Dejar atrás mi vida entera, eso fue un completo desastre. Tuve que romper con mi novio. Decir adiós a mis amigos. Cuando llegué a esta ciudad no conocía a nadie, fuera de mi mamá que todo el día se iba a trabajar, estaba sola. Las primeras semanas me deprimí, no paraba de llorar. Horas y horas me la pasaba en la cama sin ánimos de nada, no comía. Yo en Venezuela tenía mi habitación propia con calefacción y pantalla plana, pero aquí debía compartir espacio con otras dos personas y rezar para que no hiciera frio en la noche. Pensé en trabajar para mantener la mente ocupada, pero mi mamá no quería. Yo seguía siendo su princesa y no tenía que mover ni un dedo. Cuando finalmente la convencí, las cosas no fueron mejor. En una entrevista el empleador me dijo que no me contrataría porque todas las mujeres de mi país eran putas, flojas y tenían sida. Los ojos se me aguaron, salí corriendo de ahí. En el colegio mis compañeros se burlaban por el acento de mi voz, el profesor me molestaba por mis tatuajes. Dejé esa escuela buscando algo mejor y cuando conseguí otra el primer día de clase un compañero de aula me sale robando. Todo lo que he vivido hasta ahora me hace pensar en la niña que fui: engreída, malcriada, alguien que no valoraba las cosas ni el esfuerzo que las personas hacían para conseguirlas. Mis padres me daban todo porque me amaban, me tenían en una burbuja, pero no me preparaban para el mundo real. Ahora veo el mundo de manera distinta. Cuando converso con chicos de mi edad me parecen inmaduros. Ya no me siento más como una niña. A pesar de que tengo quince años, si mi madre se va dejándome aquí, sé que puedo sobrevivir, tendré que ajustar un poco, pero sé que lo puedo hacer por mi cuenta.” (Lima-Perú ) *Imagen referencial, tomada de Humans of Ámsterdam
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