“Mi primer homicidio lo cometí a los siete años, cuando un grupo de amigos y yo matamos a palos a unos hijos de puta que se la habían pasado abusando de nosotros. La prensa de la época –como era de esperarse- no dejó de hablar de nosotros durante días hasta que otro crimen llamó su atención. Después de eso me metieron a la correccional, donde estuve solo durante muchos años viviendo experiencias que me marcaron de por vida, porque siempre en mi vida lo estuve, quiero decir, estar solo, mi vida era la calle y la soledad, fui ladrón desde cabro chico (niño) cuando conocí el hambre, a mí mis padres me botaron en plena calle en Santiago (de Chile) cuando apenas tenía dos años, es ahí donde conozco lo que era la bencina, el neoprén, el abuso. Ahora, después de muchos años y más esfuerzo, me he rehabilitado, ya no creo que no tenga a nadie en este mundo, tengo tres hijos y un amigo que se llama Jesús, Dios, que me sacaron del hoyo del que ni los hogares de acogida pudieron. Desde mis posibilidades ayudo a las personas que están pasando por lo que yo pasé y trabajo en mi carrito vendiendo completos (hamburguesas) y refrescos, pega de la que disfruto mucho porque el valor agregado de mi negocio es que mis clientes pueden hacer karaoke si así lo quieren, algunas veces me pongo a cantar con ellos y nos hacemos compañía, ya no estamos solos”. (Juan Carlos “Gato Cósmico”-Antofagasta)
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