“Había tenido un mal día en el trabajo y lo único que quería era contárselo a alguien. Así que le escribí pero solo me contestó tres horas después. Respondí de inmediato y otra vez desapareció. Eran casi las tres de la madrugada y sabía que no ocupaba tiempo en mí no porque estuviera durmiendo, sino porque estaba en una fiesta y eso le interesaba más. Esa noche me acosté mal. Me quedé muy deprimida. Cuando más la necesito, no está. Es mi culpa por quererla tanto y pensar que, al igual que yo, ella siempre estará ahí para mí. Esta es una situación que me agobia. Quiero sentirme tranquila y esto solo me da intranquilidad, no me hace feliz. Quizá lo mejor sea terminar con esto. Volver a la soledad que es donde encontraba paz.” (San Pedro de Atacama-Chile)
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