El precio de mi libertad

“Ya me cansé de aguantar malos tratos, que nos traten de estúpidos y que nosotros no podamos decir nada por miedo a perder el empleo. La dueña de la empresa puede haber tenido un mal día y se desquita con nosotros: ‘Ay, piensa pues oye, no seas bruto –le dice a uno-, tienes que pensar como hombre’, ‘Oye has las cosas bien pues, o qué, eres maricón’, ‘Uy, no sabes cocinar, así qué marido te va a querer’. Y la verdad es que todo eso indigna. Aguantar que nos menosprecien por plata, una carrera que ni siquiera me termina de gustar, me frustra. Muchas veces pensé en renunciar. Muchas veces estuve por firmar mi carta de renuncia que guardo en mi escritorio. Pero la verdad es que tengo miedo. Nunca antes me he hecho cargo de mí misma en el sentido estricto de la palabra. Quiero decir: nunca antes he tomado riesgos, intentado hacer algo por mi cuenta. Siempre elegí lo más fácil: terminar el colegio, ir a un instituto, buscar un trabajo. Ahora que quiero hacerlo tengo tengo miedo a equivocarme, temor a que al poner mi negocio, no funcione. Mi papá me dice que tengo que ser fuerte, que al principio será difícil pero debo tener paciencia y aguantar. Sé que tiene razón, pero no sé si pueda hacerlo.” (Lima-Perú) *Imagen referencia, tomada de Humans of New York