“Estaba sentada mirando el atardecer por la ventana cuando la idea llegó de repente: ‘Mamá, ¿qué voy a hacer con mi vida, qué voy a estudiar?’ Y yo como toda madre le diría: ‘Hijito, haz lo que te haga feliz.’ Y él respondería: ‘Mamá, ¿tú hiciste lo que te hizo feliz?’, y en ese preciso instante me estalló la mente. Antes de tener a mi hijo no era del todo honesta conmigo misma. Vivía justificándome de porqué seguía estudiando una carrera que no me terminaba de gustar, de porqué perseguía aspiraciones que no eran mías. Muchas veces la vida funciona así: por más que digamos lo contrario casi siempre estamos haciendo cosas para agradarles a los demás. Pero solo cuando vi a mi hijo aquella tarde e imaginé todas esas preguntas, decidí que debía empezar a escucharme. Porque a mí no me gusta vender gato por liebre, yo no puedo decirle a él: ‘Sé feliz, vive tu vida’, mientras estoy amarrada a algo que no es lo mío. Él es mi maestro, él me ha enseñado a querer ser mejor persona, me ha hecho querer sentirme plena en todos los aspectos, y dentro de ellos a ser honesta conmigo misma. Porque solo así cuando él crezca y me vea podrá decir: Bueno, si mamá lo hizo, yo también puedo, porque bien está lo que me hace feliz.’ ” (Lima-Perú)
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