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El viaje arrancó un poco porque uno se cansa de la rutina. Nosotros teníamos nuestra casa en Buenos Aires. Nos casamos hace veintidós años, y estamos juntos hace veinticuatro. Y nada, hicimos una vida tradicional. Trabajo, mucho trabajo. Logramos tener nuestras casas, nuestros vehículos. Ella es traductora pública de inglés y siempre tuvo su propio negocio. Yo siempre tuve mi propio negocio también desde que nos casamos. Cuando estaba en la vida tradicional a mí nunca me llenó esa vida. Yo estaba feliz porque iban naciendo mis hijos, me iba bien económicamente, podía progresar y demás, pero hay algo dentro tuyo que es la agujita que te va clavando en el corazón cada dos por tres, y te dice: ‘¿esto es lo que realmente quieres?, estás desperdiciando años, estás desperdiciando años, estás desperdiciando años’. Al principio no le das bola, no le prestas atención porque estás imbuido en el día a día, y esa realidad te aturde generalmente, no te permite ver, te permite mirar, pero no te permite ver, no te permite ver en profundidad lo que te pasa, entonces vos miras y ves un montón de cosas: bancos, día a día, cubrir las cuentas, estar atrás de los clientes, estar atrás de las cobranzas, estar atrás de que las obras se terminen, y nunca ves lo que hay detrás de todo eso, y lo que hay detrás es que todos son imposiciones sociales, que llegaron ahí por Dios sabe qué mano pero que ciertamente no las necesitas para vivir. Entonces, cuando decides dar el salto, cuando dices que dejarás todo para vivir la vida que quieres al lado de tu familia, te dicen que estás loco, que como es posible que dejes todo lo que tienes por vivir el sueño, ¿entiendes?, te critican por ¡vivir tu sueño! A mí modo de ver me paso por el forro de las bolas eso porque no me interesa lo que piensa la sociedad, pero hay muchísima gente a la que sí le importa y no puede cambiar eso. Entonces cuando pasas por cualquier lado y te ven que viajas con tu familia en un motor home, vienen hacia ti y tratan de nutrirse de eso, de saber cómo lo hiciste, te preguntan si eres rico y todo eso. No, no soy ni rico, actualmente me dedico a la fotografía y mi esposa e hijas venden postres en la calle. Y ahí vamos. La realidad es que a mí me parece que esto es una cuestión de animarse a cambiar, hay que animarse a cambiar, hay que animarse a hacer las cosas con miedo y aunque te de miedo a hacer las cosas igual, porque el gran problema que hay hoy –justamente por un tema social- es que por el miedo las personas nunca hacen nada, se paralizan, y es lo peor que puedes hacer. Hay que romper con eso para ver si las cosas cambian, a ver si descubrimos lo que hace realmente que estés bien y no te enfermes y no vivas en una familia desdichada, triste.” (San Pedro de Atacama-Chile)
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