“Antes no tenía tanto dinero como ahora pero sí más tiempo para mí. Podía hacer cosas que me gustaban como pasar tiempo con mis hermanas, viajar o gastarme la plata en alguna frivolidad. Pero eso se acabó, mis hermanas se están alejando de mí porque ahora y apenas tengo la fuerza necesaria para llegar a casa y dormir; todo el día trabajar te deja así. ¿Por qué lo hago entonces? Soy la hija mayor y alguien debe hacerse cargo de las responsabilidades en casa. No es que esté obligada a hacerlo, solo que mi papá cayó enfermo hace algún tiempo y ya no puede trabajar, mi mamá tiene ingresos irregulares y en medio de todos esos problemas financieros mi sueldo es lo único estable. Me reconforta la idea saber que estoy ayudando en casa, pero da mucho miedo que mi vida se convierta en esto: una máquina de producir dinero. ¿Por qué no mandarlo todo al diablo simplemente? Bueno, no lo sé, se supone que ser adulto es hacer cosas que no te gustan por personas que amas.” (Lima-Perú)
