“La única constante en mi vida, ha sido la inconstancia. En los estudios, en los deportes, en todo. A los veintiún años me recibí de periodista. Hice algunos intentos por publicar una revista pero lo dejé. Empecé a estudiar letras con la intención de ser corrector literario. Al tercer año dejé lo abandoné porque me di cuenta que no me gustaba para lo que iba orientado. Durante ese tiempo también puse un negocio de venta de nueces. Contraté gente para que me ayudasen. No me iba del todo mal pero también renuncié porque se fueron las ganas de seguir. Eso es algo que a mí me falta: disciplina. La disciplina es una herramienta bastante potente porque permite que hagas sustentable tu pasión. Creo que la mayoría de personas somos inconstantes en lo que hacemos porque aquello que emprendemos no lo deseamos con tanta fuerza. Y no lo deseamos con tanta fuerza porque no nos hemos terminado de convencer de que ese sea nuestro camino. Cuando hacemos algo muchas veces creemos que nace de nosotros. Pero el tiempo se encarga de demostrarnos que no, que muchas de esas cosas son mandatos de la sociedad que obedecemos sin más. También obviamos que el ser humano siempre está cambiando y por lo tanto sus sueños también. Y es entonces cuando las cosas se complican porque te das cuenta que eso que escogiste no nace de ti, y que tus ambiciones siempre mudan. Pierdes fuerza. Hace algunos años me estoy dedicando a la fotografía. Me gusta. Espero no dejarlo, pero si lo hago, tampoco me haría problemas, sería una pena, pero tampoco me haría gran problema. Es curioso, porque aunque me pesa serlo, me siento libre cuando soy indisciplinado.” (Cusco-Perú)
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